El oso pardo continúa en peligro de extinción en España, sin embargo, su población en la Cordillera Cantábrica ha aumentado significativamente en los últimos años. Se estima que hay aproximadamente 300 ejemplares en este sistema montañoso. Una elevada cifra que guarda relación con que cada vez aparezcan más ejemplares muertos en la región. Concretamente en Asturias, en los últimos 21 días han fallecido cuatro plantígrados.
El primer cadáver de oso pardo fue hallado el pasado día 4 de junio en Somiedo. Se trataba de un ejemplar joven que fue localizado por unos vecinos en un camino de la localidad de Arbellales. Tras personarse en el lugar, un equipo de la Patrulla Oso del Principado determinó que su muerte pudo haber sido ocasionada por un ejemplar adulto como consecuencia de la época de celo.
Once días más tarde, en la localidad de Faedo, en Cangas del Narcea, localizaron el cuerpo de otro oso pardo que llevaba dos o tres días muertos. En esta ocasión, los agentes del Medio Natural inspeccionaron la zona con perros entrenados en la detección de veneno para ver si los restos del ejemplar, de aproximadamente año y medio y 20 kilos de peso, presentaban sustancias tóxicas. Sin embargo, no hallaron nada al respecto y se procedió a trasladar el cadáver al Servicio Regional De Investigación y Desarrollo Agroalimentario (Serida) para llevar a cabo la necropsia, que determinaría la causa del fallecimiento.
La tercera muerte en menos de un mes que se suma al listado es la de la cría de plantígrado que apareció en una cuadra de Proaza en estado muy grave. El ejemplar presentaba un avanzado estado de desnutrición y además sufría lesiones en los cuartos traseros que le impedían moverse, caminar y erguirse. Por ello, después de realizarle las correspondientes pruebas, se decidió administrarle la eutanasia.
También, tras más de una semana debatiéndose entre la vida y la muerte, el osezno recogido el pasado 10 de junio en la carretera del puerto Leitariegos, a la altura de las Brañas, falleció ayer al no recuperarse de las graves lesiones que presentaba. El esbardo de unos cinco kilos de peso presentaba un importante traumatismo craneoencefálico y en los próximos días se le realizará una necropsia para saber cuáles han sido las causas que han propiciado su muerte.
De esta manera, son cuatro más los ejemplares de oso pardo que han muerto, por causas que aún se desconocen, en la región. Sin embargo, la cifra real de fallecimiento de plantígrados en los últimos años es complicado de determinar, puesto que estos no están geolocalizados. No obstante, la Fundación Oso Pardo ha localizado los datos de 45 osos muertos en 32 años en la Cordillera Cantábrica, de 1988 a 2020.