Muere el lobo que había sido rescatado en una casa en Cuntis
El lobo ibérico que causó estupor a los vecinos de Castrolandín, en Cuntis, al meterse en una casa abandonada en las inmediaciones de la localidad y permanecer sin moverse a pesar de la presencia de seres humanos, falleció este jueves en las instalaciones del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Carballedo, en Cerdedo-Cotobade, según confirmó la Consellería de Medio Ambiente.
El ejemplar de canis lupus signatus fue ingresado el día 25 por la noche tras una operación de rescate puesta en marcha a instancias de los vecinos y del alcalde, Manuel Campos, que acudió al punto avisado por los habitantes de la zona y estableció contactos con Medio Ambiente para agilizar el procedimiento.
Un agente medioambiental y un veterinario del propio centro de recuperación, así como el jefe del servicio, acudieron al punto para la operación de rescate, que se fraguó con el uso de un dardo adormecedor que permitió derivar al lobo en un transportín al centro de Cerdedo-Cotobade.
El ejemplar, indicó entonces el alcalde, tenía evidentes síntomas de desnutrición y parecía sufrir serios daños a causa de alguna enfermedad, aunque tampoco se descartó, hasta el momento, que su estado pudiese ser efecto de un envenenamiento o cualquier otra acción relacionada con la actividad humana.
El lobo fue sometido a pruebas y análisis en el centro, en el que, inicialmente en las primeras 24 horas, se mantuvo grave e ingresado en una Uci adecuada a su especie, según pudo saber posteriormente el propio alcalde. Finalmente el cánido no superó la situación y ayer se tuvo conocimiento de su muerte, sin llegar cumplirse las 48 horas de su ingreso.
Pendientes aún de las pruebas practicadas y de la posible autopsia al ejemplar, desde la Xunta han descartado añadir más datos sobre esta muerte.
Algunas fuentes, incluido el propio Campos Velay señalaron la posibilidad de que el propio estado de enfermedad avanzada del animal estuviese influyendo en el extraño comportamiento que manifestó el martes, al no alterarse por la presencia de humanos y no dar muestras de querer ponerse a salvo de los mismos pese a la proximidad y a que era un grupo nutrido el que le observaba.
«Solo soubemos que era un exemplar macho, e críase que tiña catro ou cinco anos, pero non unha idade avanzada para esta especie», indicó ayer el regidor, que había sido informado en los primeros instantes sobre la evolución del cánido pero desconocía que hubiese muerto.
