No se conoce ningún precedente en Catalunya ni en el resto de España de un período tan largo de investigación secreta en este tipo de casos.
Caso sin precedentes en la historia judicial española en procesos relacionados con la protección del medio ambiente y los animales: esta semana se cumplen seis meses de secreto de sumario en la investigación procesal abierta por la muerte en el valle de Arán del oso conocido con el nombre de Cachou.
La decisión de mantener en secreto y, por tanto, no facilitar ningún tipo de información sobre estas investigaciones ha sido adoptada por la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Único de Vielha (Vall d’Arán, Catalunya), la juez Mónica Gutiérrez Palacios, según ha informado a La Vanguardia una portavoz oficial del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya.
El secreto de sumario es una declaración judicial considerada una “medida excepcional”, aplicable a casos debidamente justificados y sometida a un plazo de un mes, prorrogable. En este, a falta de más información por parte del TSJC, es de suponer que la titular del juzgado de Vielha ha prorrogado el secreto de sumario cada 30 días desde el pasado mes de abril.
El oso Cachou fue localizado sin vida el 9 de abril en el bosque de Soberpera (Les, Vall d’Aran) y en un primer momento el Conselh Generau d’Aran (administración pública adscrita a la Generalitat, con competencias plenas en gestión del medio ambiente, agricultura y caza) apuntó la posibilidad de que la muerte de este animal fuese accidental (ver en La Vanguardia ), como consecuencia de una pelea con otro oso y la posterior “una caída de unos 40 metros por un terreno muy abrupto”.
Algunos grupos ecologistas reclamaron información sobre el caso indicando que, en su opinión, varios de los datos facilitados por Conselh Generau d’Aran y algunas de las fotos del animal muerto no parecían corresponder a los de una muerte por accidente, dejando abierta la posibilidad de que el oso Cachou hubiera muerto por envenenamiento.
El cuerpo de este oso adulto fue trasladado al Servicio de Ecopatología de Fauna Salvaje (SEFaS) de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) donde fue realizada la necropsia. De forma paralela, un centro oficial especializado ha realizado en Madrid los estudios de toxicología.
La investigación sobre la muerte de Cachou se vio afectada en principio por las limitaciones impuestas por el estado de alarma sanitaria por la Covid-19 (abril-junio) pero no ha trascendido la existencia de ningún otro motivo que obligue a alargar la investigación y el secreto de sumario durante un periodo tan extenso (la muerte del oso en cuestión se produjo hace siete meses).
La asociación Fondo para la Protección de los Animales Salvajes ( Fapas ), una de las entidades que puso en duda la versión inicial del Conselh d’Aran, publicó el 25 de octubre en su página en internet y redes sociales su interés por la causa judicial sobre la muerte de Cachou. “El oso Cachou es el primer caso en el que ese falso argumento de muertes en peleas se cae y avanza judicialmente en busca de descubrir la verdadera causa de su muerte”, indica la nota oficial de Fapas.
Según indica esta asociación en su web, “el Juzgado de Instrucción de Vielha, en Lleida, ha aceptado la personación de las dos asociaciones Ipcena y Fapas en el procedimiento judicial, confirmando que de momento aún se encuentra decretado el secreto de sumario para el caso del oso Cachou”.
El diario francés Sud Ouest, uno de los medios de comunicación que sigue con más interés la conservación del oso en el Pirineo, publicó el pasado 27 de octubre un artículo indicando que la juez encargada del caso ha ampliado el secreto de sumario y que los resultados de esta investigación no se conocerán “antes de fin de año”.
Según Sud Ouest se mantienen planteadas dos hipótesis sobre las causas de la muerte del oso (citas textuales, traducción no oficial):
– “Envenenamiento por fungicidas colocados deliberadamente sobre la carroña con la aprobación de las autoridades, una medida “atemorizante” probada por primera vez en el otoño [2019] y relanzada en la primavera [2020], unos días antes de la muerte de este oso macho”. Sobre el uso disuasorio de este tipo de productos.
– “Una caída después de una pelea con otro oso , que habría dejado marcas en el cuerpo de la bestia, como mostraron las autoridades locales en las fotos , poco después del inicio de la autopsia”.
El oso Cachou nació en 2015 (muy probablemente en el departamento francés del Alto Garona) hijo de la hembra Plume y el macho Balou, según indicaron los análisis genéticos. Balou era un ejemplar procedente de Eslovenia liberado en 2006 en Arbas (Francia), muerto aparentemente de forma accidental en junio de 2014; por tanto, fallecido poco después de fecundar a la madre de Cachou.
El nombre atribuido a Cachou fue elegido en 2015 a propuesta de escolares del departamento francés del Alto Garona, en un proceso de participación ciudadana que se completó con la recogida de más de 10.000 votos por vía electrónica, según recuerda la Asociación Pays de l’Ours.
El nombre hace referencia a las pastillas Le Cachou (antigua marca comercial), conocidas popularmente en Francia como les cachou, unos pequeños caramelos originalmente fabricados a base de regaliz similares a las populares en España pastillas Juanola.